«El pescado seco, como el congrio, se adquiría en las tiendas de ultramarinos, donde compartía espacio con otros muchos artículos de alimentación: chacinas, legumbres, pimiento molido, café, barricas de sardinas y arenques… todos ellos produciendo una mezcla inconfundible de aromas y colores». Según el trabajo de investigación de J. Ángel Urzay, Antonio Sangüesa e Isabel Ibarra para el Centro de Estudios Bilbilitanos, de la Institución Fernando El Católico, «en 1886 las tiendas de ultramarinos existentes en Calatayud ascendían a 16, dato que evidencia el importante volumen de negocio del comercio bilbilitano; tiendas que se ubicaban principalmente en la plaza del Mercado y en las calles Rúa y Trancas».